Las hemorroides, son consideradas como la patología proctológica más frecuente. Su verdadera incidencia es ocultada, en parte, por el pudor de las personas afectadas para reconocer que portan hemorroides, puesto que esta condición frecuentemente motiva risa. Además, su real incidencia también es falseada por la ignorancia de los pacientes e incluso de los médicos generales al atribuir cualquiera molestia anal a las hemorroides.
Su nombre deriva del latín (hemo = sangre) que significa flujo de sangre.
Las hemorroides se han dividido en dos tipos: las denominadas externas, que están cubiertas por piel y las internas, que están cubiertas por mucosa del recto.
La definición de la enfermedad hemorroidaria, su etiología y su tratamiento son conceptos que han ido cambiado, lo que ha redundado en tratamientos más racionales y menos agresivos.
El motivo de esta presentación es actualizar algunos conceptos sobre hemorroides, que en los últimos años han variado y cuyo conocimiento permite comprender con más claridad el enfrentamiento actual con que se maneja esta patología.
DEFINICIÓN
El tradicional concepto de que las hemorroides eran dilataciones venosas que se ubicaban en el canal anal, ha sido difícil de cambiar a pesar de un sinnúmero de trabajos que así lo demuestran. De acuerdo a las consideraciones de estos trabajos, las hemorroides son estructuras vasculares normales presentes desde las etapas embrionarias del desarrollo. Forman tres cojinetes vasculares principales ubicados en los cuadrantes: anterior, posterior derecho y lateral izquierdo y no corresponden a las ramas terminales de la arteria hemorroidal superior. Los cojinetes son plexos con comunicaciones arteriovenosas, cuyo sangrado correspondería a sangre arteriolar lo que explicaría el color rojo brillante de la sangre perdida.
TRATAMIENTO
Las hemorroides externas, las cuales son dependientes de las ramas hemorroidales inferiores ubicadas a distal de la línea pectinea y están cubiertas por piel del canal anal, pueden sufrir inflamación y trombosis. Cuando no son tratadas pueden producir plicomas perinanales que producen prurito, sensación de quemaduras y suciedad de la zona. En general estas molestias son manejadas con medidas higiénicas, evacuantes suaves y cambios de la dieta.
Las complicaciones de las hemorroides externas pueden ir desde la trombosis de un plexo hasta el prolapso de las hemorroides internas con encarcelamiento, trombosis externa y edema de la zona, lo que se conoce como fluxión hemorroidal.
Cuando una trombosis que se encuentra en los primeros días de evolución, el tratamiento de elección es la resección del trombo con el plexo hemorroidal externo, utilizando anestesia local. Si no se tiene experiencia para realizar este procedimiento, se puede recurrir a una trombectomía, es decir vaciamiento del trombo. El problema que tiene esta última técnica es la alta incidencia de recidiva de la trombosis en un plazo breve.
Cuando existe una fluxión hemorroidal el tratamiento de elección es la hemorroidectomía clásica. No es necesario esperar que el cuadro regrese porque, con un poco de experiencia, la hemorroidectomía se puede realizar sin complicaciones respetando los puentes de piel para evitar estenosis. Las dilataciones forzadas preconizadas por Lord que se realizaron durante un tiempo se han ido dejando de lado, por los problemas de incontinencia que provocan durante el postoperatorio y por la alta incidencia de hemorroidectomías que posteriormente se deben realizar.
Las hemorroides internas se ubican proximales a la línea pectinea y son irrigadas por la hemorroidal superior pero principalmente por ramas de la pudenda. Se clasifican en 4 grados:
Grado I : Cuando las hemorroides sólo sangran y no existe prolapso.
Grado II : Las hemorroides además de sangrar prolapsan volviendo espontáneamente a su lugar.
Grado III : Las que sangran y prolapsan y necesitan una reducción manual.
Grado IV : Prolapsan espontáneamente incluso con el deambular y sin hacer esfuerzo.
De acuerdo a esta clasificación se ha intentado todo tipo de tratamientos, incluyendo inyecciones esclerosantes, coagulación con rayos infrarrojos, diatermocoagulación bipolar, tratamiento con láser, ligadura con bandas elásticas, criocirugía, ligaduras escalonadas, dilatación forzada del esfínter como la técnica de Lord, hemorroidectomías limitadas, hemorroidectomía de los tres plexos y, en los últimos años, tratamiento del prolapso mucoso de los hemorroides con grapadoras circulares.
Es difícil poder comparar las diferentes técnicas, debido a que existen pocos trabajos prospectivos y randomizados que comparen los resultados de los diferentes tratamientos, y que tengan un buen seguimiento. Si observamos algunos análisis, podemos concluir que existen algunas técnicas que se han ido abandonando progresivamente, como es el uso de láser por su alto costo, la criocirugía por no mostrar ventajas claras y la dilatación forzada del esfínter según Lord por su alta morbilidad.
En resumen, las hemorroides son formaciones normales del organismo que cuando son asintomáticos no precisan tratamiento. Su enfermedad, es decir la enfermedad hemorroidal, en la gran mayoría de los casos, puede ser manejada mediante aporte de residuos en la dieta, uso de evacuantes suaves y mejoría de las medidas higiénicas con lo cual las molestias desaparecen en alrededor del 80% de los casos. Respecto a la cirugía, siempre se debe comenzar con técnicas conservadoras siendo la ligadura con bandas elásticas la técnica más usada por nosotros y en nuestro país. Cuando las hemorroides son grado III o IV con patología anal benigna asociada o ha fracasado un tratamiento conservador, se indica la hemorroidectomía que no siempre debe incluir los tres plexos.
Las hemorroides son varices o venas inflamadas en el canal anal que afectan al ano o al recto.
Existen diversos tipos:
• En función de su localización pueden ser internas o externas.
• Hemorroides trombosadas: son aquellas que tienen un coágulo de sangre en ellas y son muy dolorosas.
• En ocasiones, pueden producir sangrado profuso (normalmente se produce en hemorroides internas), lo que llamamos hemorroides sangrantes.
Las principales causas de hemorroides suelen ser el estreñimiento, una alimentación inadecuada, diarrea que produce irritación, embarazo, obesidad, el abuso de laxantes, los trabajos sedentarios y la predisposición hereditaria.
Los síntomas que suelen desencadenar son dolor, escozor, ardor en el ano y sangrado al evacuar.
En cuanto al tratamiento, la parte dietética es fundamental para la prevención y mejora de las hemorroides. Su médico decidirá si le complementa con medicación.
• Consumir todos los días verduras (preferiblemente crudas), frutas con piel (cuando sea posible), hortalizas y cereales integrales. Así obtiene una dieta rica en fibra, que ayuda a retener agua haciendo las heces más fluidas.
• Beber abundante agua (1,5 a 2 litros al día) y líquidos (zumos, sopas, infusiones…)
• Evitar comidas muy sazonadas y picantes.
• Masticar despacio los alimentos, consiguiendo digestiones más fáciles y comer en horarios regulares.
• Educar al intestino, no reprimir el deseo de evacuar. Habituarse a ir al servicio a la misma hora.
• Evitar los esfuerzos excesivos al evacuar.
• Realizar ejercicio físico habitualmente, como caminar 30 minutos al día.
• Evitar los laxantes irritantes, ya que pueden crear hábito y alterar la mucosa intestinal.
Además puede llevar a cabo las siguientes recomendaciones durante las crisis:
• Baños de agua tibia-fresca (3-4 al día), durante 10-15 minutos, podrían ayudar a aliviar los síntomas como el picor o escozor.
• Cremas antihemorroidales.
• Analgésicos.
Puede consultar a su médico para que le recomiende la mejor opción en su caso.
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